Tal como se ha expuesto en artículos anteriores, la Unidad está formada por dos componentes complementarios a los que se denomina Yin y Yang. Es importante saber que hay unas leyes que los caracterizan y que permiten entender mejor su comportamiento y funcionamiento.
Lo primero es que el Yin y el Yang tienen el mismo origen, que es la Unidad, y cada uno de ellos constituye la base del otro, ya que cuando uno crece el otro aumenta y viceversa. Pero también es importante saber que el Yin y el Yang se transforman continuamente el uno en el otro, en un ciclo continuo, y como ejemplo podemos poner la continua sucesión del día y de la noche o el proceso de las estaciones durante el año.
Otra característica del Yin y el Yang es que hay Yin dentro del Yang y hay Yang dentro del Yin, de manera que nada es absoluto como finalmente ocurre en la realidad, por ejemplo, con la luz, dado que en una zona luminosa siempre habrá partes oscuras y en una zona oscura siempre habrá partes luminosas. También ocurre con la temperatura por ejemplo, un objeto que esté frío tendrá una zona más templada y otra más fría.
Otra ley característica es que siempre que haya un descenso de Yin tendrá que haber un aumento del Yang y viceversa, dado que ambos están contenidos en la Unidad y es así como se mantiene el equilibrio dentro de ésta. Es lo que ocurre en el verano, que al aumentar el calor, que es Yang, disminuye la humedad, que es Yin. Además, el exceso de Yang se transforma en Yin y el exceso de Yin se transforma en Yang, como ocurre cuando hace mucho calor que finalmente éste atrae a la humedad y se producen las tormentas de verano.
Así que, como se puede ver, las leyes del Yin y el Yang no son muy complejas y se pueden tener siempre en cuenta, dado que nos van a ser muy útiles en la práctica del estudio de los desequilibrios que ocurren en el ser humano que acaban provocando los signos y los síntomas y finalmente la enfermedad.
