Según la teoría de los Cinco Movimientos de la Medicina Tradicional China, las funciones de los sistemas que hacen posible la vida y el buen funcionamiento del organismo podemos agruparlas en cinco tipos y además cada uno de ellos va a tener un aspecto Yin y otro Yang, dando en total un resultado de 10 funciones corporales que se han asociado a los 10 órganos más importantes de nuestro cuerpo.
Para las funciones Yin se han asociado órganos que tienen un predominio macizo o que están habitualmente llenos de algún líquido, y para las funciones Yang se han asociado órganos que tienen una estructura fundamentalmente hueca por la que circula algún tipo de contenido.
De esta forma, si se colocan sobre el esquema de estudio en forma de pentágono de los Cinco Movimientos las funciones que corresponderían a los órganos Yin tendríamos la siguiente relación: al movimiento Agua le correspondería la función Riñón, al movimiento Madera la función Hígado, al movimiento Fuego la función Corazón, al movimiento Tierra la función Bazo y Páncreas y al movimiento Metal la función Pulmón.
De la misma manera, para los órganos Yang la relación sería: al movimiento Agua le correspondería la función Vejiga, al movimiento Madera la función Vesícula biliar, al movimiento Fuego la función Intestino delgado, al movimiento Tierra la función Estómago y al movimiento Metal la función Intestino grueso.
Siempre hay que tener en cuenta que, aunque estas funciones se nombran con el órgano que le corresponde, realmente las funciones en la Medicina Tradicional China abarcan mucho más que las que le corresponden al órgano en sí mismo según lo estudia la Medicina Occidental e incluso se le adjudican funciones que según esta última corresponden a otros órganos, por eso nunca hay que confundir la denominación de una función con el órgano que le corresponde.
Gracias al esquema de los Cinco Movimientos, a partir de ahora podremos asociar a cada una de las cinco funciones principales del esquema un órgano Yin y otro Yang y también muchas otras variables muy prácticas y habituales en la vida cotidiana como pueden ser los colores, las estaciones del año, los climas, los tejidos corporales, los órganos de los sentidos, las emociones positivas y negativas, los meridianos por los que circula la energía, la hora de máxima actividad y el periodo de mejora o de empeoramiento de la función.